Glosas
... un espacio para hablar desde San Miguel
Enrique García y García*
HORARIO…¿a modo?
En 1784 un científico y diplomático estadounidense propuso
a la población parisina una idea para optimizar la luz solar en las tareas
domésticas tal y como lo hacían los agricultores pues decía que así se ahorraba
energía. En su propuesta sugería penalizar a quienes colocaran contraventanas
que impidieran el paso de los rayos del sol, regular el uso de velas, veladoras
y cera para la iluminación en casas y templos, y además solicitaba que en estos
últimos se repicaran las campanas al amanecer para que toda la actividad
iniciara a la misma hora. Ese visionario personaje fue ni más ni menos que el
ilustre Benjamín Franklin cuyas aportaciones a la Física fueron relevantes 1.
El resultado
fue nefasto y la propuesta fue considerada como una locura y el tema fue
archivado en el fondo de un cajón para que siglos después a alguien se le
ocurriera sacarlo por motivos económicos. Y así fue como la crisis del petróleo
de los años setenta hizo que se planteara la conveniencia de aprovechar la luz
solar para ahorrar energía y de ahí la necesidad de establecer un horario
flexible para diferentes latitudes, es decir, a modo. La idea del Físico no era
nada mala.
En el vecino país del norte se propuso el
establecimiento de un horario de verano para alcanzar los objetivos de ahorro
de petróleo, aún y cuando su generación eléctrica no dependía totalmente de ese
energético pues las plantas nucleoeléctricas, hidroeléctricas y las de carbón,
ya contribuían de manera considerable.
Por otra parte, en nuestro País se hizo el
planteamiento del “horario de verano” señalando la conveniencia económica pero
también surgió la financiera para que las transacciones monetarias y bursátiles
fueran congruentes con el del país vecino. Así aparece el horario especial en
1998 durante el gobierno del Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León.
Esta medida causó malestar en toda la población pues
las autoridades no explicaban con claridad las bondades energéticas y más de un
anti yanqui hacían ver el sometimiento nacional a los EEUU; adicionalmente, escritores
y pintores afamados criticaban arduamente el cambio de horario. El Maestro guanajuatense
Luis García Guerrero me confesó un día: “Este Zedillo no va a cambiarme el
horario bajo ninguna circunstancia” y así lo hizo hasta su muerte.
Aún y cuando los conceptos de ahorro de energía se
plantearon antes de la adopción del “cambio de horario” la ciudadanía mexicana seguía
incrédula de sus beneficios, pero sí creía y sin lugar a dudas en el concepto
del ahorro energético. En efecto, en 1990 se creó el FIDE2, “Fideicomiso
para el ahorro de energía eléctrica”, que desde su creación ha trabajado
arduamente en el fomento de su misión en todos los niveles. El que esto relata
ha sido asesor del organismo y ha aplicado el concepto en los sectores
doméstico, comercial, municipal, industrial y agrícola, con beneficios
económicos en plazos muy cortos.
Actualmente es clara la bondad económica pues reporta
grandes beneficios monetarios a los diferentes usuarios y eso sí importa pues
ven en sus facturaciones eléctricas importantes reducciones, amén de que se
contribuye a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero que causan el
Cambio Climático, por lo que el Gobierno Federal fomenta las acciones con
incentivos económicos.
En ciertos lugares, como la Ciudad de México, las concentraciones
de tráfico vehicular a las horas pico, tienen una incidencia negativa que en
otras Glosas3 publicadas en
Excélsior se analizaban con detalle, por lo que sería importante considerar la
aplicación de un horario flexible para minimizar los efectos en la salud y la
economía citadina, por contaminación del aire y sus costos inherentes, y por la
pérdida de tiempo en los traslados vehiculares. Necesitamos un horario “a modo”
con la venia respetuosa del científico Benjamín Franklin.
1 “Great Experiments in Physics”, M. Shamos, Estados Unidos de America,
1959 http://pubs.acs.org/doi/abs/10.1021/ed037p274.3
2 Fideicomiso para el ahorro de energía eléctrica. México, 1990 http://fide.org.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=108&Itemid=180
3 “Causas y efectos ambientales” E. García y G., México, abril 2016 http://fisicogarcia-glosas.blogspot.mx/p/20160420-causas-y-efectosambientales.html
28 de octubre del 2017
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