Glosas
... un espacio para hablar desde San Miguel
Enrique García y García*
¿ESTIMULACIÓN DE LLUVIAS? …
sí se puede.
“Las nubes pasmadas en el cielo provocan desesperación de
quienes necesitan el agua para subsistir”. Eso señalaba hace unos días cuando
parecía inminente la caída de agua, pero no, éstas desaparecieron sin dejar
caer su contenido, el alivio inmediato y esperanza para los meses por venir. Así,
han pasado varias semanas esperando que inicie la temporada de lluvias pero aún
no llega el momento.
No soy meteorólogo para dar las razones del porqué no cae
el agua, pues hay muchos cambios en los patrones atmosféricos que causan el
clima como las variables presión, temperatura y humedad por mencionar las más
relevantes, las que originan a su vez modificaciones en vientos, concentraciones
higroscópicas, etcétera, etcétera. Sin embargo sé por experiencia que en muchos
casos si no hay precipitaciones, éstas se pueden inducir de manera directa. La
estimulación de lluvia es una práctica común que tiene que contemplarse en los casos
como el que menciono y generalizarse como otra acción contra la sequía que
aparece de manera recurrente en muchos sitios del país, cuyos efectos se han
analizado en anteriores Glosas.
El programa gubernamental de atención a la sequía, no contempla
acciones del tipo aludido y se concentra en pagar las consecuencias mediante indemnizaciones y, de manera marginal para
prevenir los estragos que son secuelas del cambio climático que vivimos.
La estimulación de lluvias requiere un respaldo formal de
información meteorológica en línea pues las acciones responden a una situación
atmosférica que cambia en cuestión de horas. Y ¿en qué consiste? Te preguntarás
amigo lector. Pues se trata de esparcir ciertas substancias en las nubes para producir
vapor de agua más denso y se formen
gotas que por gravedad se precipiten. Estrictamente hablando el fundamento es
el modificar las propiedades microfísicas del agua en las nubes para conseguir
reducir el tiempo de formación de nanogotas, generar mayores volúmenes de
vapor, y nubes de mayor espesor. Aparentemente se ve fácil, pero en la práctica
no lo es.
La dificultad estriba en que hay que entrar al centro de las
nubes “cúmulo- potentes”, sitios que los pilotos aviadores siempre evaden, pues
son zonas de alta turbulencia con inestabilidad continua en todos los sentidos
y con diversos grados de intensidad. Hace años recibí la invitación a una
siembra en las nubes del estado de Sonora misma que decliné sin dudar. Momentos
de pánico para los pasajeros comunes como el que ésto relata.
El objetivo de cada incursión es localizar los núcleos más
adecuados para generar el efecto de una tormenta de agua, con el disparo de
cartuchos con yoduro de plata, por mencionar alguno de los más utilizados, para
que de inmediato se empiece a modificar y saturar las nubes para generar la
ansiada lluvia donde se requiere. Esta operación se hace aproximadamente a 5 km
sobre la superficie donde las temperaturas rondan los 10o C bajo
cero.
La Física del proceso es complicada y en la actualidad se
sigue trabajando en este renglón, máxime que el agua superficial ocupa nuevamente
el lugar preponderante que nunca debió
dejar. Ya comentábamos en este espacio la urgencia de rehabilitar “Cajas de
Agua”, bordos y presas, que desaparecieron como lugares de captación y
regulación de agua de lluvia. Como es bien sabido, al aparecer los primeros
flujos de agua provenientes de pozos profundos, se creó la falsa idea de la
fuente inagotable que se podía usar durante todo el año. Después de
aproximadamente 60 años de uso sin control, se constata que la realidad es
otra, el agua subterránea es prácticamente un recurso finito que se extingue.
Hay que volver los ojos al agua superficial.
Desde el punto de vista económico, el proceso en comento
es totalmente rentable pues su costo es mínimo en comparación con las pérdidas
que produce la sequía. La Estimulación de Lluvias es una alternativa más para
enfrentar las adversidades ambientales que se tienen. Sí se puede.
18 de junio del 2012
Cualquier
comentario referente a esta columna es bien recibido en mi correo
electrónico: ptfsc@prodigy.net.mx y también en twitter
@fisicogarcia
* De familia sanmiguelense de
antaño, el autor es Físico Nuclear, egresado de la UNAM, con diversas
especialidades en energía, agua y transferencia
de tecnología; autor de cinco
libros de divulgación técnica, dos más por publicarse, y una centena de
publicaciones afines; editorialista en diversos periódicos nacionales, en temas
humanistas y técnicos; consultor independiente con sede en San Miguel de Allende,
Gto.
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