Glosas
... un espacio para hablar desde San Miguel
Enrique García y García*
OZONO…¿qué pasa?
Ha corrido mucha tinta desde que apareció la primera
contingencia ambiental en el pasado mes de marzo y en todas ellas el
denominador común ha sido la presencia del ozono, O3. No voy a
repetir lo que ya he comentado en diversas Glosas1 y publicado en
Excélsior, y me centro en analizar lo que ha ocurrido con este dañino gas que
se forma en la tropósfera y se acumula en la atmósfera donde está el aire que
respiramos.
Más de uno se pregunta con justificada razón ¿qué
pasa? Quiero comentarles que los valores de O3 de los últimos tres meses
obligan a analizar la situación con más detalle. Por un lado es obvio que ni el
“hoy no circula” ni el “doble hoy no circula” han dado los resultados esperados pero definitivamente
considero que el NO aplicarlos hubiesen originado peores cifras con daños
inminentes a la población y particularmente a los niños pequeños y adultos
mayores. Es oportuno resaltar la opinión de un articulista de Excélsior2 que señala que de los capitalinos han respirado aire
limpio sólo 11 días de los 147 días transcurridos en este año. De pensarse, y
en serio.
Por el momento me permito hacer algunas
consideraciones técnicas sobre el tema y pido paciencia a ustedes amables
lectores y trataré de ser claro; ya me dirán.
Durante algunos días en que se aplicó la doble
restricción, en diversas zonas el medio ambiente no fue capaz de eliminar el O3
de manera natural, y se acumuló, originando problemas al día siguiente y la
explicación fue que se presentó una inversión térmica.
Ya se ha anunciado que se está elaborando una nueva
norma para atender el problema pero creo que habrá que hacerlo con más
profundidad y no sobra decirlo, con expertos en la materia que si no existen en
el País habría que ubicarlos en el extranjero. La situación no es para menos. El
problema de la contaminación de la ciudad no se resuelve con mandatos, órdenes,
instrucciones, restricciones, etc., ni tampoco con nuevas legislaciones, sino
con ciencia y tecnología aplicadas a la movilidad y contaminación, que tienen
su origen en la creciente oferta laboral de la Megalópolis.
Puedo comentar que los procesos fotoquímicos de
formación del O3 son complejos y más aún los que ocurren cercanos a
la superficie de la tierra, en la tropósfera y es menester analizar
permanentemente los contaminantes presentes con análisis avanzados de
espectrometría de masas en las diversas estaciones de monitoreo. A este
respecto considero que la red de monitoreo debe ampliarse y agregar otras
mediciones que determinan puntualmente la calidad del aire y su evolución, y me
refiero concretamente a temperaturas, viento y precipitación pluvial.
Otro punto importante es que se necesita determinar con
precisión las radiaciones electromagnéticas solares que llegan a la superficie
y que son las fuentes energéticas para la formación del ozono. Entre ellas se
encuentra la radiación ultravioleta, UV, que me parece que debe añadirse a la
lista de indicadores de la calidad del aire.
Asimismo es necesario el analizar los valores atípicos
de temperatura en esos meses y revisar su efecto en la baja disociación del
ozono formado. Creo que se tiene la capacidad técnica para hacer simulaciones
virtuales del comportamiento de los contaminantes precursores del O3
y las fuentes de energía que lo producen y es claro que se deberá incluir el
calor, que “atrapa al ozono”.
Otros puntos a analizar y que inciden en las contingencias
ambientales son: la actualización de la base de datos de las fábricas que
operan en la Megalópolis, sus emisiones gaseosas y descargas líquidas; la
evaluación técnica del efecto contaminante de las marchas y plantones, y obrar
en consecuencia.
Para finalizar mis comentarios estimo que un grupo
médico deberá analizar y difundir las
afectaciones a la salud y correlacionarlas con los tiempos de exposición,
concentración del O3 y edad, y de igual forma se deberá tener el
procedimiento de atención médica para los afectados por la inhalación y
exposición del dañino ozono.
Con la llegada de las lluvias se abre un compás de
espera para analizar detenidamente y con profundidad lo que ha pasado con el
ozono, asunto ya no tan urgente pero si en los años venideros pues la situación
será más complicada por los patrones atípicos de temperatura en todo el planeta.
A prevenirse.
1 “OZONO…pesadilla
capitalina”. Glosas. E. García y G. Marzo 2016
2 “Palos de ciego”.
Excélsior, J. Cárdenas. Mayo 2016
29 de mayo del 2016
Cualquier
comentario referente a esta columna es bien recibido en mi correo
electrónico: ptfsc@prodigy.net.mx y también en twitter @fisicogarcia
* Físico Nuclear, egresado de
la UNAM, con diversas especialidades en energía, agua y transferencia de
tecnología; autor de cinco libros de divulgación técnica, dos más por
publicarse, y una centena y media de publicaciones afines; editorialista en
diversos periódicos nacionales, en temas humanistas y técnicos; consultor
independiente con sede en San Miguel de Allende, Gto.
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