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2012.08.07 AMANALLI ... agua preciada.


Glosas


 ... un espacio para hablar desde San Miguel

 Enrique García y García*

 
AMANALLI … agua preciada.

No recuerdo el número de veces que he visitado el sitio arqueológico sanmiguelense de Cañada de la Virgen, pero siempre encuentro algo novedoso y ayer no fue la excepción, cuando me concentré en  observar aspectos relacionados con la fuente de su agua potable,  el amanalli .

En más de una ocasión me he referido a las providencias que el hombre ha tomado para guardar el agua de lluvia para los meses secos. Ha construido presas, bordos, cajas de agua, aljibes, humedales, jagüeyes y estanques; ahora toca el turno de comentar sobre los amanallis. La ortografía obliga el uso de las cursivas para denotar una palabra no castellana pues es de origen náhuatl; a, atl: agua y manalli, estanque.

Hace un milenio aproximadamente, Cañada de la Virgen era un centro ceremonial religioso a modo de santuario, al que personas ajenas al lugar hacen un recorrido para llegar al templo y conectarse con sus divinidades. Como todo lugar de este tipo, era necesario cubrir los servicios básicos que demandaban los peregrinos y el agua era el más importante.

Generalmente, el término se entiende como un depósito artificial o natural para captar y almacenar agua de lluvia, que se llena directamente o a través de canales colectores de otras superficies aledañas. Para la operación rutinaria cuentan con un bordo, compuerta y vertedor, para contener el agua y drenar las demasías de manera controlada. En el sitio en comento se dan esas características. Abundo.

En el costado Norte de la calzada que lleva al cuerpo piramidal, se localiza el amanalli, que tiene forma elíptica y ocupa una superficie aproximada de una hectárea. Se llenaba con agua de lluvia captada allí mismo y la que caía en la periferia, la cuál era atrapada con el auxilio de surcos de piedra y se llevaba por  canales sub-superficiales y de allí al estanque. Dichos ductos conformaban una red hidráulica formal para el almacenamiento del agua, cuya descripción aún no se tiene y sería objeto de estudios adicionales. 

El llamado Complejo A, (se identifican en la actualidad tres zonas) alberga el cuerpo piramidal principal, habitaciones y un gran patio hundido casi cuadrado, que una vez llenado constituye un espejo de agua utilizado para realizar observaciones astronómicas. Ese volumen de agua se desfoga hacia el estanque por un orificio en la esquina SE, a través de un canal enterrado que supongo debe medir alrededor de doscientos metros.

Por otra parte, el patio del “Complejo B”, tiene a su vez un orificio de desagüe de  corte rectangular ubicado en el lado Este, que está conectado a un vertedor y éste a un canal de conducción. Es importante señalar que dicho auxiliar hidráulico permite filtrar y decantar  el flujo que se envía al amanalli, previniendo así el enturbiamiento del agua y azolvamiento del estanque, que obviamente limitaría su capacidad de almacenamiento. Sorprendente.

En la periferia de los dos Complejos señalados, se han identificado diversos surcos de captación de agua de lluvia que presuntamente convergen a otros conductores secundarios. Con estos antecedentes, me atrevo a aseverar que el Santuario contaba con una red hidráulica de captación de agua de lluvia para cubrir las necesidades de los peregrinos, cuya longitud estimo que podía ser de dos mil metros aproximadamente.

El amanalli de Cañada de la Virgen es un recipiente natural sobre una depresión del terreno formada por roca basáltica y suelo arcilloso, condiciones que garantizan la impermeabilidad del depósito; no se han encontrado indicios de recubrimientos adicionales para cerrar más la porosidad como ocurre en otras localidades.

Ya se decía que la superficie del estanque es de aproximadamente una hectárea y el dique perimetral construido debe medir aproximadamente cuatrocientos metros. En el extremo Este, se tiene ubicada la corona del bordo, que correspondería al lugar de desfogue hacia la parte baja en dirección del arroyo. El tipo de terreno elimina la posibilidad de tener terrazas de cultivo en esa ladera, pero habrá que esperar la opinión de los expertos arqueólogos que ya han dilucidado muchos aspectos del sitio.

De acuerdo a mis estimaciones, el depósito tenía una capacidad de almacenaje suficiente para dotar agua limpia a quinientas personas, suponiendo seis meses sin lluvia y usándola para beber e higiene básica. No se tienen datos del número de sacerdotes, auxiliares y peregrinos que habitaban el lugar, pero a partir de la capacidad de cobertura hídrica, considero que el Santuario fue muy importante en su época.

La etimología náhuatl de amanalli es estanque de agua, pero creo que hoy, más que nunca significa “agua preciada”
 

7 de agosto del 2012

 

Cualquier comentario referente a esta columna es bien recibido en mi correo electrónico:   ptfsc@prodigy.net.mx y también en twitter @fisicogarcia

  * De familia sanmiguelense de antaño, el autor es Físico Nuclear, egresado de la UNAM, con diversas especialidades en energía, agua y transferencia  de  tecnología; autor de cinco libros de divulgación técnica, dos más por publicarse, y una centena de publicaciones afines; editorialista en diversos periódicos nacionales, en temas humanistas y técnicos; consultor independiente con sede en San Miguel de Allende, Gto.

 

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