Glosas
... un espacio para hablar desde San Miguel
Enrique García y García*
BONOS BURSÁTILES…¿ambientales?
Qué difícil es el abstraerse del entorno electoral
para atender la divulgación de temas
científicos o tecnológicos. Estamos en medio de un hedor que a nadie gusta y que
a la clase política no le afecta en lo más mínimo. Para la gran mayoría, la vida diaria sigue y
tenemos darle para conseguir el sustento familiar. Estamos enfrente una incertidumbre
que nos preocupa grandemente, tanto en aspectos políticos, económicos, sociales,
y también ambientales. De eso último se trata el texto cuyo título ya leíste
amigo lector.
No está a discusión que el calentamiento global
ocasiona el cambio climático y que una buena parte de éste lo originan los
gases de efecto invernadero, GEI, como el CO2; referencias hay
muchas y no es la intención abrumar con más comentarios que están en la literatura internacional, sino el
atender el tema sobre una acción novedosa que desde hace tiempo se impulsa.
En efecto, en 1993 se sugirió que la disminución del
efecto invernadero se atendiera con acciones de la comunidad internacional
orientadas a reducir la generación de CO2 y se les premiara con
bonos mercantiles, sí, con títulos de crédito y respetando sus características
jurídicas; se les denominó “bonos de carbono”. (Es pertinente la aclaración que
un bono de carbono es el derecho de
emitir una tonelada de CO2 a la atmósfera).
Como todo bono mercantil, los países tenedores tendrían
la posibilidad de venderlos en un mercado de valores para hacerse de recursos
económicos y así financiar su desarrollo sostenible; de esa forma una nación o
una empresa privada que necesitara emitir gases GEI, podría comprar ese
derecho. El mercado naciente propiciaría el aminorar la generación de GEI por
las acciones de los países que llevasen a cabo proyectos estratégicos con base
en energías limpias y renovables. Buena idea.
Al igual que en los mercados agropecuarios y de valores,
el precio por “bono de carbono” se fijaría en función de la oferta y demanda, y
la activación del naciente mercado sería con base a la estimulación de
inversiones en nuevas tecnologías de carácter sustentable. Con ese marco de
referencia, nuestro país ha anunciado1 incorporar
esos bonos a la Bolsa Mexicana de Valores en la segunda mitad del año en curso
con la participación de alrededor de medio millar de empresas, que ofrecen
acciones medibles para mitigar las emisiones de contaminantes mediante la
aplicación de tecnologías limpias y sustentables; con este hecho tendremos en
poco tiempo bonos bursátiles ambientales. Signos de los tiempos actuales.
Sobre el tema expuesto, hay un escepticismo que
comparte el que esto escribe y radica en
que si bien es cierto se propicia el desarrollo de otras fuentes energéticas no
emisoras de GEI adicionales, los “bonos” en el mercado son verdaderos permisos
para emitir dichos gases en la cantidad que represente el bono y el efecto neto
es cuestionable; por otra parte hay dudas sobre la forma como se determinarán
los beneficios de las acciones mitigantes y que eventualmente obtendrían una certificación
formal de validez internacional.
El primer aspecto señalado se refiere al fomento del
uso de energías limpias con recursos económicos tangibles e inmediatos que
proporciona la empresa o país que necesariamente tiene que utilizar fuentes
energéticas que producen GEI. Es claro que hay un beneficio ambiental pero es
parcial pues se siguen emitiendo gases nocivos. En este caso se aplica el
refrán popular de “abrir un hoyo para tapar otro”; sin embargo, se propicia la disminución
de emisiones a futuro de la industria o nación que quiera desarrollarse usando
medios amigables con la naturaleza.
El segundo cuestionamiento está relacionado con la
forma de identificar y calcular las “no emisiones” pues no son medibles porque
no se han producido, lo cual está sujeto a incertidumbres técnicas; a eso se le
suma el elemento económico pues los recursos monetarios de la empresa pueden
restringirse, afectando la ejecución del proyecto; adicionalmente se tienen
factores ecológicos pues aún un plan de desarrollo no emisor de contaminantes
puede ser vetado por aspectos ambientales, como es el caso de proyectos
hidroeléctricos o eólicos que afectan el ecosistema donde se llevan a cabo.
No obstante las dudas que prevalecen, próximamente los
bonos bursátiles ambientales estarán a la orden del día. Ya veremos su
efectividad.
1 “Se formalizará el mercado de bonos de carbono” El Economista, junio
2017. México. https://www.eleconomista.com.mx/mercados/Se-formalizara-mercado-de-bonos-de-carbono-20170605-0099.html
25 de febrero del 2018
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