Glosas
... un espacio para hablar desde San Miguel
Enrique García y García*
VOTO ÚTIL…¿por qué
no?
La democracia de la antigua Grecia dista mucho de la
que se vive hoy en todo el mundo, aún en países que se precian de ser de civilización
avanzada. En el nuestro la brecha es aún mayor pues hay muchas deficiencias en
el proceso del ejercicio de ella pero no obstante se ejerce.
Una diferencia marcada es que en tiempos helénicos el
gobierno y la legislación de la vida ordinaria eran reservados a los
“ciudadanos”, individuos de la población que tenían educación formal y que
escogían a personas con merecimientos relevantes y con educación intelectual
sobresaliente para los puestos importantes. Los otros sectores de los
habitantes NO participaban en las actividades aludidas y se sometían a los
ordenamientos jurídicos de todo tipo.
En nuestra vida nacional actual, todos los habitantes
somos considerados ciudadanos y podemos participar libremente en las
actividades políticas incluyendo las gubernamentales, legislativas y judiciales,
y solamente en algunos casos hay limitaciones para ejercer los trabajos
encomendados por la naturaleza misma de ellos.
Sin embargo, para los cargos de elección popular hay
muy pocas limitaciones y cualquier ciudadano puede ser elegible sin importar
sexo, creencias religiosas, formación académica o experiencia laboral. Así las
cosas, no es de extrañarse que haya candidatos que su principal merecimiento es
que sean populares para así conseguir votos entre personas que solamente
valoran dicha característica.
Por otra parte, quienes tienen a su cargo el diseño de
las estrategias políticas y del partido político que sea, saben que es menester
adentrarse a las zonas marginadas y muy populosas para acercarse a la población
y prometer cosas que no están en sus atribuciones, o bien ofrecer mezquinamente
“pescado sin enseñar a pescar” como estrategias bien definidas para conseguir
votos. Riesgos de nuestra incipiente democracia.
En la actual contienda electoral y me refiero a la
presidencial, somos millones que no nos
satisface ninguno de los candidatos al 100 por ciento y que les vemos ciertos méritos,
pero tenemos que ser conscientes que el candidato no es un platillo que se
prepara con diferentes ingredientes sino que es un todo. Por el contrario
podemos, identificar nefastas cualidades y posicionamientos en determinado
aspirante, y estamos en libertad de negarle nuestro voto.
Ahora bien, si dicho candidato cuenta con un número de
seguidores importante, una forma de negarle nuestro sufragio es mediante un “voto útil” para que no alcance la
mayoría, mediante el apoyo a otro que posiblemente no sea el ideal ni del
partido de nuestra preferencia, pero que esté en posibilidades numéricas para derrotarlo
en las urnas.
El “voto útil”
no es una traición a nuestras convicciones sino una forma de evitar un mal al
País que ya se puede vislumbrar y que conforme avanza la contienda es más claro
pues el nerviosismo crece y hace incluso que algunos candidatos digan
verdaderos disparates.
Tenemos que pensar en la posibilidad real de dar un “voto útil” como una alternativa para
no permitir el ascenso de cierto aspirante que creemos dañará a nuestra Nación,
con consecuencias directas hacia toda la ciudadanía y por supuesto a sus
votantes, que con ilusión podrían ver en él la posibilidad de conseguir mejores
condiciones de vida, pero no, en realidad sólo crea meros espejismos.
“Voto
útil”…¿por qué no?
3 de junio del 2018.
A casi un mes del día de las
elecciones.
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